Invertir en educación, desarrollar capacidades técnicas o tecnológicas y capacitar a los empresarios son algunas recomendaciones del Banco Mundial para el país
QUITO — Uno de las principales búsquedas en el Ecuador ha sido cómo mejorar la productividad, pues al ser un país enfocado mayoritariamente en bienes primarios (petróleo, camarón y banano, principalmente), el reto se enmarca en cómo alcanzar innovación y valor agregado, y en ello las universidades y las empresas tienen mucho que ver.
Y a decir del economista en jefe del Banco Mundial para la región de América Latina y el Caribe, William Maloney, la mejor vía para lograrlo es alcanzar una sinergia entre la academia y la empresa privada, tal como lo hicieron los países asiáticos e incluso algunos latinoamericanos.


Tres vías para mejorar la productividad

En un conversatorio organizado por el Banco Central del Ecuador (BCE), Maloney explicó este lunes que existen tres canales a través de los cuales la productividad en un país aumenta:
Reasignación de trabajadores dentro del esquema de producción
Mejora de la productividad de las empresas existentes (innovación)
Entrada de nuevas y mejores empresas

Sin embargo, “todos estos canales necesitan un ambiente estable, no distorsionado y con acceso a financiamiento y estabilidad a largo plazo” para funcionar.

Como ejemplo citó a Chile, que a inicios de siglo XX daba por terminada su producción cuprífera. ¿Cómo hizo para revivirla? Introduciendo nuevas tecnologías para extraer el cobre.

El ejecutivo del Banco Mundial insistió en que para mejorar la productividad de un país es necesario:
Invertir en educación.
Desarrollar capacidades técnicas o tecnológicas.
Tener universidades menos costosas que ofrezcan más ingenierías.

Un divorcio que debe terminar

“En Latinoamérica, en Ecuador, hay un divorcio entre la academia y el sector privado. Si vamos a armar proyectos de larga gestación, tenemos que tener gerentes que los pueden manejar. Tenemos mucho trabajo que hacer y tenemos que abrazar esta vocación de forma seria si vamos a querer tener el mismo crecimiento de Japón”, anotó Maloney.

Y añadió: “Nuestras universidades son costosas y emitimos una cantidad de carreras inútiles, como economistas, abogados y muy pocos ingenieros. Esta educación no hacen los asiáticos”.

El viceministro de Economía de Ecuador, Leonardo Sánchez, reconoció que uno de los problemas del país “es la poca asociatividad que existe entre la academia y la empresa”, pues “al interior de las empresas se ha notado una falta de absorción de conocimiento y nos está costando mucho hacer eso”.

En lo mismo coincidió la subsecretaria de Investigación, Innovación y Transferencia Tecnológica de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), María José Ramírez, al asegurar –como lo dijo Maloney- que “necesitamos abogados y economistas, pero necesitamos más ingenieros que abogados y economistas”.

Es decir, desde el Gobierno existe conciencia de que desde la formación técnica y tecnológica “puede crearse una nueva generación de personas que aporten al desarrollo del país”, pero “necesitamos que ese capital humano esté capacitado para impulsar la empresa”.

Para Ramírez, aunque es evidente la necesidad de una articulación entre el sector privado y la academia, “sabemos también que un sector empresarial se rehúsa a invertir en investigación y desarrollo”.
“En una última encuesta solo 7% de la población ecuatoriana considera que la ciencia puede estar vinculada al desarrollo del país, eso quiere decir que no sabemos la importancia que tiene la investigación y el desarrollo en el país”, apuntó.

De su lado, el viceministro de Comercio Exterior, Daniel Legarda, destacó que la mejora de competitividad es transversal a todo “y va atada al tema de educación también, a las prácticas empresariales y a la coordinación público-privada. Existe una falta de coordinación entre los sectores productivos y el gobierno”.


Cómo solucionarlo

A decir de Legarda, una estrategia en la que está trabajando el Gobierno es el desarrollo de 20 clústeres productivos. “Con los clústeres lo que se pretende es cambiar el balance de cómo se realizan las políticas públicas. Una gran tarea es el reto de que las mismas empresas en un sector privado coordinen acciones para sacar adelante los objetivos de ese sector”.

Otra medida urgente, además de la educación técnica, es la formación de los empresarios y gerentes. Como detalla Maloney, “es importante vincularnos con los centros de conocimiento de fuera, pero también debemos preparar a nuestros empresarios para competir fuera. Hay que capacitar a los gerentes en calidad, en productividad”, finalizó.