¿Por qué la familia y los amigos no siempre apoyan a los emprendedores? En algunos casos afloran la envidia y los celos; en otros se piensa que es mejor estudiar tres o cuatro años para con un título en mano Intentar acceder a un puesto con sueldo fijo y seguro. Otra razón es la falta de confianza en la viabilidad del negocio o preocupación por el riesgo financiero…
22 Septiembre de 2023 11.58
Parece una broma, pero no lo es. Los mayores opositores de los emprendedores suelen ser la familia y los amigos. ‘Estás loco’, ‘vas a perder plata y tiempo’, ‘cómo se te ocurre, eso no va a funcionar’. Esas y otras frases me las han repetido varios emprendedores durante entrevistas periodísticas a lo largo de 15 años cuando hablan de las puertas que se les cerraron cuando comentaban sobre un proyecto o un negocio.
Y las volví a escuchar en recientes conversaciones con esos locos que tienen ideas que funcionan y que fracasan, aquellos locos que piensan en lo imposible y lo convierten en realidad, aquellos locos que empeñan hasta el alma para alcanzar el cielo, aunque a veces terminan en el quinto infierno. Y entre las pailas hirviendo siguen intentando dar vida su idea.
¿Pero por qué la familia y los amigos no siempre apoyan a los emprendedores? No hay una sola respuesta. En algunos casos aflora la envidia y los celos de que la sobrina o el hermano tengan una gran idea; en otros se piensa que es mejor estudiar tres o cuatro años para luego intentar acceder a un puesto con sueldo fijo y seguro; también están las familias y los amigos pesimistas. Hay de todo.
También influyen falta de confianza en la viabilidad del negocio, preocupación por el riesgo financiero y perder el patrimonio de la familia, diferencias de opiniones, conflictos personales, temor a disputas familiares, desconocimiento del mundo emprendedor, experiencias negativas vividas por otros familiares y amigos.
Pero los emprendedores de cepa tienen el temple para escuchar las críticas e ignorarlas. Para estos casos se aplica una frase que algún entrepreneur dijo: ‘escucha los consejos, pero tú toma las decisiones’.
Resulta curioso y hasta doloroso para los emprendedores que las personas que más quieren y en las que más confían no siempre crean en sus ‘locuras’. Puede resultar frustrante, según me han dicho, pero no importa. Es parte del ser humano desanimar a los que proponen algo distinto, pero esos personajes que la sacan del estadio dejan un legado (ejemplos hay por miles y ustedes han conocido a muchos en esta revista).
Pero también veamos la parte positiva. Los emprendedores se dan ánimo entre ‘colegas’ y crean ecosistemas que se fortalecen con el tiempo. Uno de ellos me dijo hace pocos días: “La clave es confiar en el proyecto y no tener miedo de compartir las ideas”. Aquí es fácil recordar a amigos o conocidos que dicen ‘tengo una idea, pero no se la voy a contar a nadie hasta que se concrete’. Y pasan años y años y la famosa idea ha quedado archivada en la memoria o anotada en un papel que ahora es amarillento y borroso. La moraleja es compartir la idea, buscar aliados, asociarse, confiar. De lo contrario ese eureka nunca verá la luz y el supuesto dueño de la idea no tendrá nada concreto.
Ojo que no digo que todas las familias o que todas las amistades se oponen a sus familiares y a sus amigos cuando quieren emprender. Solo quería comentar sobre un tema que es parte del mundo entrepreneur, aquí y en otras latitudes. Conozco también casos inspiradores de innovadores que han recibido apoyo moral y material para salir adelante. ¡Bravo por ellos! por que enseñan y son ejemplos para seguir creyendo en esos locos que emprenden una y mil veces. (O)